Carrie

Carrie White, una joven tímida marginada por sus compañeros de instituto, sobreprotegida por su religiosa y fanática madre, que desata el terror con su poder telequinético en el pequeño pueblo donde vive cuando es llevada al límite en el baile de fin de curso.

Un mes ha tardado esta reseña en salir, ¡un mes! ¿Porque he tenido problemas con Blogger? Siempre, pero me gusta más la excusa de que he presenciado el horror y necesitaba terapia para reponerme. Gente, el mal tiene forma: Carrie (versión del 2013).

Por ahora voy a olvidar que es un remake. Lo que nos queda es OTRA película de una (mutante)marginada social (inserte broma/referencia friki sobre mutantes) que no ofrece nada nuevo a lo que ya tenemos más que visto. Es una película insulsa que se cree profunda, porque como la madre es una fanática religiosa y con eso ya tenemos mucha profundidad psicológica detrás (JA). Lo que más me cabrea es no saber a quién culpar más, al guionista o a los actores -ni Juliane Moore se escapa, ojo.

No sabe lo que es la regla, pero sabe
usar el rizador mejor que tú.

Falla hasta en lo básico de la historia: hacer un buen retrato psicológico de Carrie. Aunque haya escenas duras para el personaje, en conjunto uno no llega a sentir su angustia y sólo sentimos pena por ella porque se supone que debemos, no porque realmente hayamos visto que sufre como una condenada. Que sea Chloe Grace Moretz quien la interpreta empeora el tema aún más. Esta chica no aparenta estar deprimida o psicológicamente torturada (de repente recuerdo que es un remake) en comparación con Sissy Spacek, que parecía que un soplo de aire la destrozaba.
Para colmo, el momento estelar de la película (escenas que ya conoce todo quisqui) es... nada, es que no aporta nada y se alarga innecesariamente. Donde Spacek solo utilizó su mirada de psicópata, Moretz se dedica a bailar la macarena, a estrujar latas invisibles con las manos y poner caras raras. De risa.

RESUMIENDO... Perdónelos, señor King, que no saben lo que hacen.

PUNTUACIÓN...
★☆☆☆☆